3. Los restos oxidados de una época pasada
A medida que se retiraba más tierra, surgieron detalles del coche. Era un sedán de los años setenta, cuadrado y elegante incluso en su ruina. Los neumáticos se habían deteriorado hasta convertirse en llantas apenas reconocibles, y las ventanillas estaban opacas por la suciedad y la corrosión. Algunos lo llamaban reliquia; otros, fantasma de la historia. Pero una cosa estaba clara: guardaba secretos. El equipo decidió retrasar las excavaciones hasta que llegara alguien con experiencia en restauración.
4. Llega el historiador de la ciudad
Ansioso por ayudar en este hallazgo histórico, llegó el anciano historiador de la ciudad, el Sr. Langston, bastón en mano. Entrecerró los ojos y reconoció el coche. “Un Ford Gran Torino de 1974”, murmuró. El Sr. Langston, él mismo coleccionista de objetos antiguos, había visto muchos coches de este tipo, pero éste despertaba algo especial. Insistió en que fueran amables al retirarlo, compartiendo historias de los mejores tiempos del coche y advirtiéndoles de que podría haber algo valioso escondido en su interior.